domingo, 23 de octubre de 2022

Alma...

Sinceramente, hoy es uno de esos días en los que mi perspectiva es totalmente inequívoca, difusa, gris... ¿Alguna vez os habéis sentido tan rotos que os preguntáis cómo es posible que en un estado así se siga sufriendo tanto? ¿Cómo puede doler de una manera tan intensa el corazón que, una vez estaba intacto? Es tan duro sentirse de dicha forma y de llevar cargas tan pesadas que, hasta el alma te pesa y está tan hecha pedazos como el resto de tu ser.

Me encuentro en un abismo enorme y tan oscuro como la misma noche, aunque no puedo escapar de él, ya que estoy atrapada como si de un pajarillo en una jaula se tratase. Debo sobrellevarlo cada día, acompañado de los pensamientos intrusivos y el vacío que intenta consumirme hasta los huesos; una batalla infinita, una guerra desde tiempos inmemoriales...
Me siento como una princesa encerrada en su torre de marfil, aunque sin tener nada que ver con la realeza, ya que, únicamente, soy un pobre ser humano que lleva consigo una tremenda carga de la que jamás podrá liberarse.
¿Aparte de eso? Sentir que eres inútil y un completo desastre por mucho que te esfuerces en hacer las cosas bien e intentes mejorar como persona, y aún así, notar que no sirve de nada, que no es suficiente... Que tú misma no eres suficiente. Menuda impotencia ante tal situación, mas, lo peor es que cada emoción negativa se agrava con el trascurso del tiempo, como mi ínfima existencia.

Al final, las barreras ceden y acaban cayendo con tantas grietas que se habían formado anteriormente en ellas, ya que llega un momento en que no se puede más... Y tampoco puedes contener el torrente que se formó en tus ojos, dejando derramar las lágrimas.
Días en los que lloran las nubes, pero también el alma...