Mi sed...

Tomaré de ti hasta el último aliento. La pasión se desbordará; saciaré mi sed, la sed que tengo de ti. Jugaré con tu boca hasta que se canse la mía, recorreré tu cuerpo hasta que mi cuerpo se canse. Beberé de ti así cómo tú de mí. Jamás terminaré de saciar mi sed. Cada noche será para mí como la primera; no querremos que termine nunca. Saborearemos de ambos hasta el último respiro, la última gota, el último suspiro...

Y así ambos terminaron juntos...

La joven y bella princesa salió del lujoso palacio a la misma vez que el maravilloso y apuesto príncipe en un soleado y primaveral día. Ambos se encontraron en un precioso lugar rodeado por la Naturaleza; las hojas verdes de los árboles y arbustos caían lentamente con la suave brisa que acariciaba las ramas mientras que las coloridas flores se mecían con levedad, el canto de los pájaros era la música que resonaba junto al murmullo del agua que corría por el río.
 Los jóvenes se sentaron en un gran banco de madera con pequeños dibujos tallados en ésta y que tenía postes que terminaban en un arco, en el cuál se enredaban las hiedras floridas; estuvieron conversando, riéndose, sonriéndose el uno al otro... Y al final, acabaron dándose un beso; uno que jamás podrían olvidar.

«A e Ibai»

Todo comenzó hace mucho tiempo... Una joven humana, a la cuál llamaban "A", vivía entre soledad y dolor. Sin embargo, un día, apareció un místico ser que la acompañó; su Ángel Guardián, llamado "Ibai" o "Air". Éste la ayudaba, la apoyaba, la cuidaba, la protegía y la quería... Y ella, hacía lo mismo por él; llegando un día en que se hicieron mejores amigos.
Ambos pasaron por muchas cosas, siempre juntos, sin abandonar al otro. Tiempo después, el dolor de A convirtió a su Ángel Guardián en un Demonio; ese cambió duró un tiempo. Durante dicho tiempo, Air, por mucho que fuera un Demonio, se portaba bien con su protegida.

Cada noche, la visitaba en su habitación para velarla y observarla mientras dormía, e incluso, le lamía la mejilla si notaba que ella tenía malos sueños y la seguía cuidando... Todo eso ocurrió cada día tras que el Sol se ponía y volvía a salir en el alba. No obstante, no todo iba a transcurrir sin obstáculos, ya que durante una tarde de fin de semana, Air perdió la parte Demoníaca y acabó desvaneciéndose, como si su existencia no hubiera pasado jamás.
A pesar de que desapareció, la muchacha seguía notando la presencia de éste, ya que los dos estaban muy unidos, podría decirse que hasta conectados por el alma... Los días pasaban y pasarán, pero el recuerdo y esa unión nunca se olvidará.

Mis labios...

Y sus labios se sellaron, como si no quisiera revelar nada. No revela, no comenta... Su temple es de hielo.

Su mirada te provoca, te inscita, te llama, te invita a pecar; más jamás cumplirás el noble derecho de seguir más allá... 

Mira su perfil, más real no puede ser. Firme y callada avanza la Reina aquella que es Ama, pero que jamás tendrá un amo, y su reino no tendrá fin.~

Mi sonrisa...

Intentas descifrar qué contiene la sonrisa... La pequeña mueca que guarda secretos. Los labios que jamás dirán la verdad, que contienen mucho poder. 

En pequeños pedazos se guarda la Realidad. No pruebas, no escuchas, no besas, no tocas; jamás de allí la Verdad saldrá...
En pequeñas sonrisas guardo mi dolor, en nobles palabras guardo mi prisión.~

Y así comenzó todo...

Princesa: -¿Me haréis subir para que esté con vos?
Príncipe: -Si la bella doncella no encuentra inconveniente en ascender a lo alto de la torre de su palacio de marfil para hallar un contacto más directo con su príncipe, sí.